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Relaciones Internacionales

Ayuda humanitaria para el Reino del Tíbet

Reino del Tibet
(Budismo Bárbaro Nación Abierta)
Ughar, Rey del Tibet
Diplomacia:

Fue una gran suerte que el lejano Emir de Bagdad y el siempre temido Gran Sultán de los turcos fijaran sus atenciones en el Emirato de Persia. Una suerte para el Rey Ughar, que no para los desventurados habitantes del recientemente desvencijado Emirato: a principios de 1090, de forma inesperada, comenzaron a llegar refugiados persas a las fronteras de Himachal. En un principio, Ughar sonrió al recibir las noticias y al saber que ya se  esclavizado a aquellos refugiados, como no podía ser de otra forma. Pero cuando se le informó de que gran parte de ellos habían formado parte de la oficialía militar del cuerpo de Infantería de Isfahan, pasó de sonreír a frotarse sin recato las manos.

Tras liberarlos con grandes muestras de aflicción (todo se había debido a un error, señores oficiales de infantería. Un lamentable error...), los sorprendidos ex-soldados persas se vieron de la noche a la mañana dentro de los cuarteles de invierno tibetanos, enfundados en unas toscas armaduras de cuero e impartiendo órdenes y dictando estrategias básicas a otros persas que poseían el don de interpretar y dibujar los sonidos (y que no habían sido liberados por Ughar). Merced al concurso de aquellos hombres, los conocimientos y recursos estratégicos y tácticos del Reino del Tibet mejoraron sustancialmente. El Buda guardase por muchos años la salud del Emir de Bagdad y del Sultán de los turcos. Y al Reino del Tibet de recibir sus atenciones.

Además de la sorpresa recibida en forma de oficiales persas, el Rey ordenó al fin la elaboración de un censo que le permitiera exprimir como ordena el Buda a la avariciosa población, demasiado propensa a esconder para sí los contados excedentes de la escasa producción agraria y ganadera de la nación. Entre los esperados nuevos ingresos que el censo traería a los sacos del tesoro, y los envíos de alimentos recibidos desde Uttar-Pradesh y Tarain (regalo de sus dirigentes con el fin de mantener contento y tranquilo al Rey Ughar), y los animales y cereales comprados a Rajput, los recursos del Tibet serían al fin suficientes como para permitir el crecimiento de la nación y de su fuerza.

Tras recibir confirmación de que el censo había sido finalizado con éxito, y con el fin de celebrarlo a lo grande, el Rey lanzó un ataque de saqueo sobre la región de Sahis, perteneciente al Rajputado de Punjab. Para desgracia del Rey, el Rajá de Punjab había enviado recientemente tropas a la región y su ejército de saqueo fue interceptado poco después de poner pie en Sahis. Punjab apenas contaba en la región con unos 2000 soldados de infantería, además de numerosos fuertes y atalayas de vigilancia, en tanto el Rey Ughar había marchado a la guerra con cerca de 5000 guerreros. Pese a la importante superioridad numérica el ejército de Ughar no estaba especialmente organizado (ya que apenas entrados en la región los hombres se habían lanzado al saqueo desaforado y sin control), de modo que poco después de recibir los primeros ataques por parte de los soldados de Punjab el Rey ordenó la retirada, tras perder casi 1000 hombres entre unas cosas y otras y eliminar a un escaso centenar de defensores.

El Rey, lejos de dejarse llevar por la desesperación o el pesimismo, avanzó con su ejército hacia el Este, donde logró saquear con gran éxito las regiones de Maghada, perteneciente al Rajputado de Pala, y de Gtsang, hasta entonces neutral. En Maghada hubo de controlar a los hombres para que cesaran en sus labores de saqueo y expropiación desatada antes de acabar con todos los recursos: había escuchado el Rey noticias que hablaban de grandes ejércitos en movimiento sobre el territorio del pequeño Rajputado, y Ughar era de los que pensaban que no había que meterse en medio de guerras ajenas (ver NF de Chola).

Una vez de regreso tuvo que escuchar a unos lacayos aterrados informándolo de cómo su hijo había sido capturado por la milicia de la región de Sikkim. El Príncipe Heredero Urghen se encontraba en Sikkim tratando de alcanzar acuerdos de cooperación que unieran a la región al reino del Tibet, pero algo fuera de tono debió decir, alguna sensibilidad debió herir... pues el caso es que lo apresaron y lo encerraron en una mazmorra sin luz ni apenas aire, aunque sí convenientemente húmeda y repleta de ratas de hermoso tamaño.

Cuando Ughar fue informado entró en cólera. Sin pensar en las posibles repercusiones que podría acarrearle el enviar de nuevo a la guerra a su ejército, quien se hallaba deseoso de emborracharse con los frutos cosechados en los saqueos, partió de inmediato hacia Sikkim encontrando la región en pie de guerra. En 1093, una vez dentro de la zona, el Rey no paró hasta reducir su resistencia por completo, liberando a su hijo y ejecutando en represalia a un hombre de cada tres que encontraba por su camino, armado o no, joven o viejo. Años después se hablaba en el Tibet y en los reinos cercanos de la gran cantidad de viudas de buen ver que dejaron en Sikkim las labores diplomáticas fallidas del Príncipe Urghen.

Como gran nota trágica de aquellos años en el Reino del Tibet se recuerda el final del muy pragmático Lord Khotan, Señor del Khotan, quien había partido hacia el norte para lanzar con su ejército saqueos contra las regiones de Tien Shan y Wusu. En sus planes estaba el proseguir con su campaña de saqueos por muchas más regiones, pero lo cierto es que su pragmatismo no lo curaría nunca de su notoriamente baja capacidad como líder de tropas: en Tien Shan fue derrotado de tal forma que a duras penas logró escapar de la región ileso; pero en Wusu no sólo perdió las batallas, sino que con ellas se fue su propia vida.

Error cartográfico de Tarain

Dia: 22 de yeishz (11 de Julio para los cristianos)
Localización: Ciudad Portuaria de Jatpur

- ¡No llevan ni una semana en el puesto y ya han metido la pata!- exclamó Tatyardanhana en su residencia de Jatpur- Voy a tener que subirle el sueldo a los mensajeros, y a esos marineros... ¡que no pille a esos marineros!
- Pero padre, ellos dicen que los calculos eran correctos.
- Correctos? ¡No ves que no! Con estos calculos "correctos" como dicen ellos no llegamos a buen puerto, nunca mejor dicho.
- Bueno padre - dijo Dil'Bahadur, heredero al trono de Tarain - ¿Que hacemos ahora?
- Pues lo que se tiene que hacer hijo, lo que se tiene que hacer. Pedir disculpas y asumir el error.

Varias horas más tarde...

¡Al Rey Bartolomé I del Reino Copto de Funj, al Califa Yuhanna Habbib del Califato Fatimí, al Rey Adijaya de la Talasocrácia de Srivijaya, al Rajá Javedra del Rajputado de Pala, y al soberano de Assam! (Nota: Esta nación no aparece en la lista de "Lo que sabemos de las naciones")
Pedimos disculpas por las misivas erroneas enviadas a sus respectivos reinos ofreciendo nuevas espectativas referentes a nuevas rutas de comercio que se iban a abrir ente Tarain y las naciones mencionados arriba.
No obstante, las rutas calculadas para el Emirato Buhwayida de Bagdad, el Emirato de Fars, el Reino de Zeila y para Dharan son totalmente correctas y esperamos respuesta a nuestras misivas.
Rogamos disculpen las molestias.

Cordialmente,
Tatyardanhana II, Señor de Tarain.

Primer acercamiento diplomático: Uttar-Pradesh

Rajputado de Uttar-Pradesh
(Hinduismo Civilizado Nación Abierta)
Samprati, Rajá de Uttar-Pradesh
Diplomacia: Avanti (F)

La riqueza del Rajputado aumentaba año a año merced a la espléndida gestión del gran Rajá Sampatri quien, pese a la reciente muerte de su padre y la subsiguiente traición injustificable de su propio hermano Hamprit, a quien hubo de asesinar con sus propias manos tras el fallido golpe de estado, gobernaba el país con la calma, frialdad y alegría contenida con que lo haría uno de los Vedas.

En el capítulo de las inversiones, no reparó el Rajá en gastos para poder construir una gran carretera con losetas de piedras exquisitamente decoradas que, a su finalización en el año 1087, unió Kannauj con Jodhpur, finalizando así la magna obra iniciada tantos años atrás y que unió todo el territorio con efectividad a base de aquellas modernas vías sobre las que las carretas circulaban con una facilidad jamás vista antes en el subcontinente indio. Desde Kannauj hasta la capital del Rajputado, la bella ciudad de Mathura, podría viajarse sin dejar de pisar piedras lisas.

Además del oro destinado a la finalización de aquel antiguo proyecto, el Rajá Samprati dedicó importantes partidas del tesoro real en inversiones reducidas por todas las regiones y ciudades del Rajputado, de modo que la confianza que el pueblo sentía hacia su gran Rajá crecía incesante al tiempo que el bienestar general aumentaba año a año.

Con el fin de integrar a la ahora región independiente de Avanti, Samprati decidió emprender una agresiva política de uniones matrimoniales acompañadas de más y más entregas de oro con las que mejorar las estructuras de la región y la calidad de vida de todas las castas.
El matrimonio en 1087 entre el Príncipe Shinto, hermano del Rajá, y una viuda local de 32 años llamada Chandrakanta, celebrada en la región por el propio Samprati y que sirvió de preludio a la coronación del Príncipe como nuevo heredero al Rajputado, encendió de alegría los ánimos del pueblo de Avanti. Un día después, y de manos del nuevo Príncipe Heredero Shinto, se celebró una segunda unión entre la tía del Rajá, Madauhi, de sólo 36 años, con el gran guerrero local Mahudi quien pasó a convertirse por matrimonio en nuevo Príncipe del Rajputado.

Durante los fastos de ambas bodas se finalizó el tramo de la gran carretera de piedra merced al trabajo continuado de los obreros que el Príncipe Shinto había traído junto al cortejo del Rajá a inicios de 1086. Carretera, bodas, inversiones, gastos sin freno en las celebraciones y los muchos e importantes regalos a los nobles locales, lograron que durante el verano del año 1087 la región de Avanti no sólo accediera a cooperar con el Rajputado, sino que se convirtió de pleno derecho en territorio del Rajá y sus habitantes abrazaron la nueva situación política con evidente satisfacción. El éxito de Samprati había superado con mucho sus mejores expectativas.

Tras completar la anexión de Avanti, el Rajá regresó a Uttar-Pradesh donde pasó el resto de su tiempo dirigiendo los asuntos del Rajputado, además de atender con su legendaria amabilidad al Príncipe Sahedra, llegado del Rajputado de Rajput para acercar posiciones con Uttar-Pradesh (ver NF del Rajputado de Rajput). Mientras ambos hombres dialogaban en la capital, en Rajput se hacía lo propio entre el Rajá Mahide y el General Lalitaditya, quien había sido enviado al Rajputado vecino a inicios del año 1085. Aquellas prolongadas relaciones entre los dos rajputados lograron que el estado de relaciones sobrepasara el de simple colaboración para alcanzar la sincera amistad que permitió que se firmara un tratado de Defensa Mutua.

Tras aquel importante éxito el General Lalitaditya se desplazó hasta Tarain, donde trabó relaciones diplomáticas en Dehli con los representantes del otro reino vecino del Rajputado, logrando que a finales del año 1089 ambas naciones pudieran firmar un tratado de No Agresión que, con el tiempo, pudiera convertirse en la primera piedra de una relación cordial y repleta de productivas colaboraciones.

En el invierno del año 1089 la situación parecía inmejorable en los ricos territorios del Rajputado de Uttar-Pradesh. El gran Rajá Samprati había logrado asegurar las fronteras Este y Oeste, y el cordillera Himalaya parecía ser suficiente para contener los problemas que pudieran llegar del Norte.
Pero ninguna situación de alegría y paz se posterga indefinidamente en el tiempo, y Samprati creía estar bien preparado para cuando Brahma decidiera torcer el camino de su Rajputado.